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Trabajadores de Gamesa y sindicatos siguen luchando para intentar que la empresa de aerogeneradores no cierre su planta en Albacete
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Más de 1.600 personas, según CC OO, marcharon por las calles de la capital de nuevo en defensa del empleo y de la protección social
«No nos cortéis las alas». La súplica, en forma de pancarta y acompañada de pequeñas reproducciones de molinos eólicos, lo dice todo. Recoge las esperanzas y desvelos de las 243 trabajadores afectados en Albacete por el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado en la empresa de fabricación de aerogeneradores Gamesa. Habla de la desesperación que sienten ante los despidos y el cierre de la planta albaceteña. Pero también cuenta que en su lucha no están solos.
Por ello la pancarta que ayer abría en Albacete la manifestación en defensa del empleo y de la protección social, secundada por más de 1.600 personas según CC OO y UGT, no estuvo encabezada por dirigentes sindicales ni por los propios trabajadores, sino por los hijos de estos últimos. Reclamaban de esta manera su derecho, y el de sus padres, a tener un futuro que no esté marcado por el paro.
Megáfono en mano y sin dejar de mirar a los más pequeños que esperaban bajo un sol de justicia que la marcha echase a andar, el presidente del comité de empresa de Gamesa, Juan Miguel Martínez, recordaba que este martes 18 han convocado una jornada de huelga y que irán hasta Toledo. Hasta el momento la única alternativa que les han planteado es el traslado a Navarra de los empleados mayores de 50 años. Pero para Martínez la propuesta sólo responde a un claro interés de la empresa: «Lo hace ahorrarse el pago de la Seguridad Social, como establece el convenio, hasta que estén en edad de jubilación».
Expectativas
Sus expectativas en este calvario que viven tras la presentación del ERE son otras bien distintas.«Esperemos que el Gobierno regional hable con la empresa y se le busque una solución para mantener la fábrica abierta. Es lamentable porque se han llevado mucho dinero en subvenciones», relataba Martínez. Una cuestión en la que también incidía el secretario provincial de CC OO, Francisco de la Rosa. «Esta empresa se abrió por una decisión política de instalar muchos parques eólicos en Castilla-La Mancha como consecuencia directa de tener una planta abierta aquí», apuntaba el sindicalista quien defendía su viabilidad. «Quedan muchas palas por poner en la región y si existe voluntad política la empresa permanecerá abierta», añadía a renglón seguido.
Precisamente a esa voluntad política es a la que apelaron tanto De la Rosa como el presidente de la gestora de UGT en Albacete, Alberto Sánchez. Para los líderes sindicales es preciso que tanto la presidenta del Ejecutivo regional, María Dolores Cospedal, como la alcaldesa de Albacete, Carmen Bayod, exijan, en la reunión que mantendrán esta semana con la empresa, el mantenimiento de Gamesa en Albacete. «Una llamada telefónica bastaría para que se mantuviese y exigimos esa llamada a los políticos. Creo que es una obligación», resumía De la Rosa.
Trece millones menos
Los trabajadores de Gamesa, que llevan casi un mes acudiendo a sus puestos pero sin producir, sólo quieren eso: trabajar, como siempre han hecho. Con una antigüedad media de unos 13 años y edades comprendidas entre los 30 y los 45 años, según estimaba el presidente del comité de empresa, el paro no entra en sus cábalas. Argumentan además que si se van a la calle el casi medio millar de familias afectadas, entre los empleos directos que se destruirán y los de empresas auxiliares, el consumo también bajará. «Estimamos que unos 13 millones de euros dejarían de ingresarse en Albacete», matizaba Martínez.
Pero en la movilización de ayer no sólo estuvo presente el ‘drama’ de Gamesa. Y es que, como recordaba Sánchez, con la manifestación se pretendía lanzar un claro mensaje. «Existen otras alternativas. Estas políticas sólo conducen al desastre. La alternativa debe ser un plan de inversiones para el empleo que debe ser la principal apuesta del Gobierno», apostillaba.
Entre las alternativas que defienden UGT y CC OO se haya la implantación de una fiscalidad progresiva, poner fin al recorte en gastos sociales, reivindicar la importancia del diálogo social y a exigir que el sistema de pensiones se mantenga con un consenso político con los agentes sociales en el marco del Pacto de Toledo.
Los empleados de contratas de institutos exigen soluciones
Con un nudo en la garganta que quebró sus voces en más de una ocasión Dolores, Josefina y Mari Carmen narraban ayer, pancarta en mano, la difícil situación que están viviendo los trabajadores de las contratas de seguridad, limpieza y cocina de los institutos públicos de Albacete como consecuencia de la privatización de las residencias universitarias. No entienden nada y nadie se ha dignado a darles una explicación, apuntaban atropelladamente con visible desesperación recordando su total y absoluta dedicación que avalan, según reiteraban, las jornadas laborales de hasta 12 horas diarias que han soportado.
«No nos van a mover, porque yo me he dejado mi salud, mi vida entera, allí», subrayaba Dolores. Ella entró a trabajar en el instituto Universidad Laboral de Albacete cuando apenas tenía 18 años. Hoy tiene 56 y no acierta a comprender, cómo podría hacerlo, el motivo por el que, junto a otras compañeros, se irá a la calle sin prestación de desempleo ni tan siquiera. Y es que, según relataban, han ido consumiéndola ya que durante todos estos años, varias décadas en la mayor parte de los casos, han estado contratados como fijos discontinuos. «Yo pago mis impuestos como todos y ahora me echan a mí para colocar a otros», se lamentaba Dolores.
Nunca se les pasó por la cabeza qué acabarían en esta situación. Sólo quieren mantener su empleo. «No hay derecho. No nos van a mover, nos tendrán que sacar a la fuerza», reiteraba Dolores mientras una de sus compañeras de trabajo y de pancarta insistía, a voz en grito, en que la situación no acabará bien: «Algo gordo va a pasar, algo gordo, díselo».